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En 1991 Leonora pintó la última escena ubicada en un laberinto. En ésta pintura, se trata de un jardín con forma espiral.
«Laberinto» forma parte de diversas piezas (pintura y escultura) cuyo protagonista y escenario es un laberinto. Éstas construcciones, cuya imaginería proviene de la civilzación Minóica, aparecen referidas una y otra vez a lo largo de toda la carrera de la artista, desde la «Hija del minotauro», hasta la escultura «Taura», pasando por aquel enigmático mural pintado a la entrada del «Castillo» casa de huéspedes del jardín surrealista de Edward James, en Xilitla.
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