Leonora se representa a sí misma sentada en una silla, con una mirada intensa y directa hacia el espectador. Sobre su cabeza flota un caballo de juguete, símbolo de la infancia, la imaginación y la libertad. El caballo también puede ser interpretado como un vehículo hacia el inconsciente y el mundo onírico. A los pies de Carrington se encuentra una hiena, animal asociado a la muerte, la transformación y la sabiduría ancestral.