En esta obra, el ciervo («stag») se convierte en el protagonista, un animal recurrente en la mitología y el folclore que representa transformación, guía espiritual, nobleza y los ciclos de la naturaleza. La inclusión del ciervo se alinea con el profundo interés de Carrington en el ocultismo, la alquimia y las tradiciones celtas. El «Mour» en el título puede no referirse a un luto convencional, sino a un estado de reflexión interna, un rito de paso o el reconocimiento de un cambio trascendental.