Cocodrilo

La inspiración en el poema de Lewis Carroll no es casual. Carrington sentía una profunda afinidad por los mundos fantásticos y el pensamiento subversivo que caracterizan la obra de Carroll. El poema, que describe cómo un cocodrilo «derrama las aguas del Nilo sobre sus escamas doradas» con una sonrisa «cortés y amable», resuena con la fascinación de Carrington por la naturaleza ambigua y los rituales ocultos. La figura del cocodrilo, a menudo asociada con la antigüedad, la sabiduría primordial y los reinos acuáticos, se fusiona con elementos de embarcación y con las criaturas que lo habitan. La forma de barca que adopta el cocodrilo y la presencia de sus «navegantes» sugieren un viaje a través de los reinos del inconsciente y lo mítico. La barca cocodrilo también recuerda a Caronte y su trabajo de transportar las almas al Hades griego. La escultura «Cocodrilo» fue un regalo de la artista a la Ciudad de México. La instalaron inicialmente en el Bosque de Chapultepec en el año 2000, en lo que era una fuente abandonada. En 2006, por deseo de la propia Carrington, trasladaron la escultura a su ubicación actual en Paseo de la Reforma, una de las avenidas más importantes de la capital, donde se ha convertido en un punto de referencia y un emblema del surrealismo en el espacio público. Esta donación subraya el profundo lazo que Carrington tenía con México.