En la mitología egipcia, Anubis, con cabeza de chacal, era el dios de la momificación y guía de las almas en el inframundo. A esta deidad y otras criaturas mitológicas del antiguo Egipto con cuerpo simiesco o humano y cara de cánido, se les llamaba cinocéfalos. Los cinocéfalos a menudo se representaban como habitantes de tierras lejanas o liminales, situados en la frontera entre lo civilizado y lo salvaje, lo humano y lo animal, lo terrenal y lo espiritual. Su presencia en la escultura podría simbolizar un estado de transición, un punto de encuentro entre diferentes realidades o dimensiones de la existencia. La fascinación de Carrington por las criaturas híbridas es bien conocida. El cinocéfalo encaja perfectamente en este bestiario personal, representando la fluidez de las identidades y la capacidad de transformación. La «Madre Mono» que lleva un cinocéfalo podría simbolizar la capacidad de nutrir y sostener incluso lo que es extraño, diferente o en proceso de cambio.